Excursión con alumnos del Instituto, por las Iglesias de Coria del Río.
Y la Historia va llegando a su fin,
con esta hermandad que visitamos en último lugar, pero que para nada representa
lo último, sino un episodio más de esta maravillosa historia.
VIERNES SANTO.
Llegamos
a la basílica de la Soledad, la Historia se hace mayor, pues es quizás la hermandad
más venerada por los corianos y corianas. Al menos, es una de las Hermandades
más antiguas y con más hermanos y hermanas de la Semana Santa de Coria.
Todos
la conocemos por la Virgen de la Soledad
y los abrazos, una de las procesiones más llamativas de la Semana Santa
andaluza.
Pero
la Hermandad es más que ella, La Virgen
de la Soledad, y tiene, además, otros dos titulares, el Santísimo Cristo Yacente, y Cristo Resucitado, ambos realizados por
Francisco Buiza padre, igual que el Gran Poder y completando, así, sus obras de
la Semana Santa coriana.
El Cristo Yacente, es una de las tallas más desconocidas de
Coria, pues al salir en un paso con una urna elevada, tiene una visión
reducida. Pero si lo contemplamos debidamente, descubriremos que es un portento
de imagen, nada inferior, en calidad, al Gran Poder.
De
hecho, es un año anterior, y se le ha considerado, la mejor obra de Francisco
Buiza. En ella, podemos volver a ver las características de su escultor. El
dolor que expresa su talla. El sufrimiento marcado en su rostro, con un ojo
cerrado y otro entreabierto, al igual que los labios, que dejan ver los
incisivos, y que se completa con la abundancia de sangre que hay en él.
La
perfección con la que talla el cuerpo completo, es insuperable, con una gran
monumentalidad reflejada en toda su musculatura, y que trasmite una gran fuerza
expresiva al devoto y espectador que lo contempla.
El
movimiento también queda reflejo, a pesar de ser un cristo yacente, y se puede distinguir
en la posición de los brazos, el derecho sobre el abdomen y con los dedos
separados; y en los pies, al elevar la rodilla izquierda, encogiendo el mismo pie.
En
esta talla, Francisco Buiza, quiso exagerar algunos signos, para destacar la
expresividad del cristo. Así los ojos están más marcados de los normal, al
igual que los huecos de los clavos, dejando una gran huella. Por último,
destaca la expresividad en los continuos rizos de su pelo, tanto en la melena,
como en la barba. Todas esas características, hacen que el feligrés, al
contemplar la imagen sienta una especial devoción por ella.
El Cristo Resucitado, aunque la talla es obra de José Luis Pires,
gaditano, que la realiza en 1946, fue restaurada por Francisco Buiza, en 1973, y
gracias a su maestría, consigue realizar una nueva imagen. Así, Buiza le cambia
la cabeza, y el sudario, dos de los elementos más destacados en la imagen.
Su
rostro muestra por fin, la serenidad, la dulzura y alegría contenida, de haber
vencido a la muerte. Con una mirada llena de vida, amplia, que quiere
contemplar a los fieles que se acercan a verlo triunfar de la muerte.
El
sudario, tela llena de arrugas, al estilo barroco, con nudo amplio a la
derecha, le imprime un gran movimiento a una escultura que es inmóvil.
Los
brazos despegados del cuerpo y las manos, también son reflejos de ese
movimiento. Así con la izquierda coge una bandera, con el anagrama de Jesús,
las letras JHS (símbolo de Jesús, Hombre y Salvador). Mientras que la mano
derecha incita a la bendición que nos otorga al ser sus fieles hijos y seguidores.
La Virgen de la Soledad, gran obra artística y devocional coriana, de
autor anónimo, y fecha indeterminada, es la más antigua imagen que procesiona
por las calles de nuestra localidad. Y lo podemos saber, además de por
documentos que, ya en el siglo XV, hablaban de la procesión extraordinaria y
grandilocuente de los abrazos, por sus facciones y técnica de ejecución, que,
nos indica que coincide con todas aquellas imágenes marianas que se realizan a
finales del siglo XVI, tras el Concilio de Trento, y que deben representar la
doble escena del dolor de la muerte de su hijo, pero también, la gloria de su
resurrección.
Así
podemos apreciar en su rostro, que ni hay lágrimas, ni hay muestras de dolor
exagerado, más bien, un rostro sereno, sin dramatismo, que se llena de alegría
el Domingo de Resurrección.
También
destaca la forma de la cabeza, llamada de bombilla, por su forma ovalada
imperfecta, y que será característica de las imágenes marianas de esa época, de
final del siglo XVI.
Mirada
hacia el suelo, como signo de resignación, y boca entreabierta, mostrando los
dientes superiores, nos trasmite también esa dulzura y resignación en espera de
la resurrección de su hijo, centrada en la plaza de Ntra. Sra. De la Estrella,
donde acude todos los domingos de Resurrección, nuestro Cristo resucitado, para
poder abrazar, por tres veces, a su sagrada Madre, Nuestra Señora de la Soledad coronada.
La Historia de esta imagen mariana, está llena de veneración y
admiración por los fieles y las fieles corianos, quienes siempre la han
considerado su madre. Por ello, en el año 2005, se celebró, uno de los actos
más emotivos y devocionales que se pueden realizar con una imagen mariana, como
es su coronación canónica.
Esta consiste en una ceremonia, que en este caso se ofició, en la
explanada de final del parque Carlos de Mesa, en la que el Arzobispo de la
diócesis, D. Carlos Amigo Vallejo, le impone una nueva corona de oro, donado
por los fieles y devotos de la hermandad y de los corianos y corianas en
general.
"Así es y será, la madre de numerosos corianos y corianas, por siempre jamás."
SEPTENARIO EN HONOR A NTRA SRA DE LA SOLEDAD.
Como
podéis ver, la hermandad, está celebrando parte de los cultos a sus titulares,
por eso, tenemos un altar especial, decorado, llamativo, con velas y flores,
pues una parte esencial de cualquier hermandad es dar culto, a, y evangelizar
con, sus titulares. En este caso a la
Virgen de la Soledad, en su septenario (siete días de culto), que
terminarán el viernes de Dolores.
Por
ello, no podemos ver los pasos. Sin embargo, si debemos comentar, que tiene
cuatro pasos procesionales, dos para la salida del Viernes Santo, y otros dos
para la procesión de los Abrazos, el Domingo de Resurrección.
Destaca
por su excepcionalmente, el paso del Cristo Yacente, de estilo Neoclásico. De madera
de caoba con antepaños de plata, en los que se encuentran repujados en plata, el águila de San Juan.
Sobre
el paso, una urna de plata y cristal, obra del taller de Villarreal, que es considerada
una de sus obras maestras. Al ser esta urna muy pesada, hasta hace pocos años,
el paso no salía con costaleros, sino que tenía un mecanismo de ruedas que lo
hacía mover. Hoy en día, si cuenta con una importante cuadrilla de costaleros.
Y
volver a recordaros la importancia del Domingo de Resurrección, tanto el arte
devocional, como en la fe religiosa, pues completa la pasión y muerte de Jesús,
en la alegría y nueva esperanza de la resurrección.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN.
LOS ABRAZOS
Y llegamos al último capítulo de
nuestra Historia, de la historia que como he comentado, han forjado a lo largo
de los años, de las centurias, vuestros antepasados, abuelos y padres, con
orgullo y pasión por la Semana Santa y la fe.
Y este capítulo, es quizás el más
importante, al menos el que nos distingue del resto de ciudades y pueblos,
donde se celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro padre Jesús, hijo
de Dios.
Recuerdo, mis primeros años de trabajo
en Extremadura, y al acudir a la misa de Domingo de Resurrección, un año
cualquiera, me impactó, el sermón, del entonces obispo de la diócesis de
Mérida-Badajoz, en la que exponía, que la Semana Santa no acaba en la tristeza
de la muerte de Jesús, como suele ocurrir en el norte y centro de España. Sino
que hay que vivir la alegría de la Resurrección, de cómo Jesucristo, vence a la
muerte y se hace Dios, junto al Espíritu Santo y al Padre todopoderoso, La
Trinidad. Y es esto lo que nos hace ser verdaderos cristianos, entre otras
razones.
Y aquí en Coria lo demostramos
perfectamente, uniendo devoción popular, tradición, y alegría, en la
celebración de nuestros queridos y afamados ABRAZOS.
La Virgen de la Soledad, llega y
recibe, en la Plaza de la Estrella, a su hijo, resucitado y alegre de volver a
verla, dándole, entonces, tres abrazos, que simbolizan, no sólo la alegría del
encuentro, sino la alegría de la Resurrección, de como Dios vence a la Muerte,
y nos da esperanza en la futura resurrección.
Y es que nuevamente, nos encontramos a
nuestra Santa Madre, la Virgen de la Soledad, vestida de rojo, en este caso de
alegría, pues el rojo de los días anteriores de la Semana Santa, muestra dolor
y sangre por la pasión de Jesús.
Según se vea vestida de luto o color
rojo de alegría, parece que su cara cambia el semblante, viéndose en esta
ocasión como la alegría de ver a su hijo resucitado, llena todo el rostro. Y es
que los colores nacarados de su policromía, destacan sobre la imagen mariana
con ese manto colorido y bordado en hilo de oro a realce.
La imagen Cristo resucitado, ya hemos
comentado como es obra de José Luis Pires, escultor gaditano, que la realiza en
1946. Pero que recibe una importante restauración de la mano del insigne
escultor Francisco Buiza, terminando con esta imagen toda una completa
iconografía de la pasión de Cristo en nuestro pueblo (Gran Poder, Cristo
Yacente y ahora Cristo Resucitado), pues le realiza una nueva cabeza, y el
manto de pureza o paño, como se suele nombrar, dos elementos importantísimos de
la talla.
Cristo, con rostro sereno, mirada
amplia. Donde el movimiento queda reflejado en las piernas, destacando el talón
izquierdo levantado del suelo, demostrando el paso que realiza hacia el
espectador, el devoto que va a orarle y contemplar cómo avanza hacia su madre
la Virgen de la Soledad, para darle los abrazos fraternos. Los brazos abiertos,
en forma de V, de Victoria por vencer a la muerte, y para poder abrazar con alegría a todos sus hijos corianos y
corianas.
Los ABRAZOS, tiene una antigüedad no
conocida todavía, pero, que seguro se remonta al siglo XVI, época de convulsión
religiosa con la aparición de los protestantismos, iniciados por Martín Lutero,
y que tuvieron en la Iglesia católica su contrarreforma tras el Concilio de
Trento, donde se dio importancia mayúscula a la formación religiosa y devoción,
a través de las procesiones populares. Y es que los Abrazos, cumplen fielmente
esa muestra de evangelización, mostrando la alegría que pone punto y final a la
Semana Grande coriana, a la Semana Santa, principio de la fe y religiosidad coriana
y eterna.
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
.JPG)
Pero, la Historia no acaba aquí, sino
que continúa en vosotros, en el relevo que daréis a esta plena Semana Santa,
con vuestra devoción a las hermandades e imágenes que vuestros padres y abuelos
os han trasmitido con tanto fervor, con la dedicación de buena parte de vuestro
ocio, a esa hermandad en la que conviviréis y protegeréis. Y con el esfuerzo
continuo que debéis tener para desarrollar vuestras vidas en un futuro lleno de
alegrías y emociones.
Texto : Fº Javier Bellido Díaz.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
OTROS ENLACES DONDE PODÉIS SEGUIR VIENDO LA "SEMANA SANTA CORIANA".
Domingo de Ramos. Hermandad de la Borriquita.
.JPG)
Lunes Santo. Hermandad del Cautivo.